Gracias a la base de datos con las huellas dactilares de los electores que maneja el CNE, el sistema de autenticación integrado lleva un control estadístico que impide la usurpación sistemática de identidad
Valentina Gil
Las elecciones traen consigo mitos que pueden alterar la percepción de los votantes respecto a la seguridad del proceso electoral. Una vez culminan los comicios y los porcentajes de participación son publicados, suelen circular rumores sobre la credibilidad de las cifras. Hay quienes afirman que es posible “inflar los números” o “llenar los cuadernos y las máquinas con los votos de quienes no fueron a votar”, gracias a las supuestas fallas del sistema automatizado.
Consultamos con los lectores de los medios que conforman la Alianza Rebelde Investiga (ARI), TalCual, Runrunes y El Pitazo, cuáles son los mitos que habían escuchado sobre el sistema electoral venezolano. En esta tercera entrega, el mito es: se llenan los cuadernos y las máquinas con los votos de quienes no van a votar.
Roberto Picón, rector principal del Consejo Nacional Electoral (CNE) explicó que la institución dispone de las huellas dactilares del 96% de los electores inscritos en el Registro Electoral.
En procesos electorales recientes, el 93% de los votantes ha confirmado su identidad mediante este mecanismo. El 7% restante no pudo debido al deterioro de la huella, producto de la edad y ciertas ocupaciones que implican tareas manuales. En esos casos, el presidente de la mesa de votación debe autorizarlos.
Picón afirmó al Guachimán Electoral que con esta base de datos, el sistema de autenticación integrado (SAI), mejor conocido como captahuellas, permite un control estadístico que hace imposible la usurpación sistemática de identidad.
“Una de cada 14 huellas, en promedio, no se identifica. La posibilidad de que ocurra dos veces seguidas es del 0,49%. Es decir, una por cada 200 personas. Y la posibilidad de que ocurra tres veces seguidas es de solo el 0,03% lo que supone una por cada 3000 personas”, detalló Picón.
Además, las máquinas de votación cuentan con una estructura de seguridad que garantiza casi al 100% que no haya suplantación de identidad, como constató el Observatorio Electoral Venezolano. Si alguien intenta votar consecutivamente sin autenticar la huella, el sistema se bloquea.
Para activarlo nuevamente es necesario solicitar una clave única de autorización al CNE, la cual se entrega telefónicamente desde una sala con presencia de testigos de todas las fuerzas políticas. Entonces, sistemáticamente es imposible que alguien usurpe la identidad de quienes no van a votar y, por ende, tampoco se puede “inflar” la participación.
“La participación electoral en Venezuela fue del 80% en 2012, 75% en 2015 y solo 30% en la última elección de 2020. Esos números representan la participación real. No es real que hayan sido inflados. Los venezolanos pueden estar seguros de que nadie puede votar por ellos en caso de que no puedan asistir el 21 de noviembre”, puntualizó el rector principal.