El sistema electoral venezolano sacrifica pluralidad en favor de la «facilidad» y hasta la rapidez del sufragio. El voto entubado que el CNE perfeccionó el 6 de diciembre de 2020 ahora hace casi imposible la selección de candidatos específicos para los cargos regionales y locales a elegir el 21 de noviembre, además de ocultar los nombres de los postulados detrás de sus respectivas tarjetas partidistas
Víctor Amaya – TalCual
El simulacro electoral de este 10 de octubre, de cara a las regionales del próximo 21 de noviembre, confirmó que el Consejo Nacional Electoral no permite -al menos lo complica de manera importante- el voto plural, cruzado, con el cual el elector decida cuál fórmula política apoyar.
Hace varios años la autoridad electoral incluyó en el viejo tarjetón electoral con máquinas de Smartmatic el botón «Seleccionar todo», pero dejando al menos la posibilidad de cruzar el voto dependiendo de los cargos, o dejar en blanco alguna opción.
En aquel momento, hace una década, el CNE defendió tal inclusión como la oportunidad de facilitar el voto, hacerlo más expedito y sencillo. Ahora en 2021 el asunto es una camisa de fuerza.
Pararse frente a la máquina de votación ahora es ver todas las tarjetas electorales en competencia, sin nombres. Hasta que el elector no pulsa una opción no puede ver si el nombre del candidato a alcalde o gobernador es el que quiere seleccionar. Lo mismo con el candidato a concejal o diputado regional nominal.
Además, las candidaturas de alcaldes y gobernadores ya no muestran la foto del postulado tampoco.
Una vez que se selecciona alguna de las opciones, una segunda pantalla muestra la selección de partido hecha y sus respectivos candidatos a alcaldes, concejales nominales y lista para el Concejo Municipal; además de gobernador, y votos lista y nominal para la Asamblea Legislativa Regional.
En Distrito Capital, solo aparecen cargos municipales pues no hay gobernador y la Alcaldía Metropolitana con su Cabildo Metropolitano fue desaparecida de un plumazo por la ANC de 2017, dejando como letra muerta los artículos 171 y 172 constitucionales.
¿Es posible cruzar el voto?
Sí. Pero no es fácil.
Supongamos que un elector quiere votar por el candidato a alcalde del partido X pero por los concejales del partido Y.
La persona debe primero marcar una tarjeta, lo que automáticamente llena todas las opciones disponibles. Luego debe pulsar la selección de un cargo que quiera reformular para que la máquina vuelva a mostrar el tarjetón y seleccione de nuevo, aunque deberá hacerlo a ciegas porque -lo dicho- allí no se muestran nombres (en el caso que busque un concejal nominal en específico) sino tarjetas.
Al pulsar una segunda tarjeta, entonces verá la opción combinada. Si quiere hacer lo propio con otro de los cargos, deberá hacer este proceso tantas veces como haga falta (en algunos casos hasta siete veces)
Lo mismo aplica para votar por gobernadores, y cruzar el voto si así lo desea.
Eso sí, tiene tres minutos para hacer todo esto antes de que la máquina se bloquee y, en todo caso, deba empezar de nuevo.
Nada de esto lo explican los funcionarios del CNE dispuestos en las mesas electorales, aunque está incluido en los materiales informativo sexpuestos en paredes de los centros electorales. En un instructivo sobre cómo votar que el CNE envió a los medios de comunicación, y que la rectora Tania D’Amelio publicó en Twitter, sí se explica. El documento no es de fácil acceso en la página web del organismo.
¿Y el voto en blanco?
Para dejar las opciones en blanco y por tanto votar nulo, ante el deseo de participar sin escoger alguno de los candidatos, el camino es mucho más tortuoso. Votar nulo ha sido defendido por teóricos como una manera de participar de un evento electoral, pero moestrar desagrado por las opciones planteadas, como lo puede leer en esta otra nota de TalCual.
Para lograr finalmente mostrar su opción de votar nulo, el elector debe una tarjeta y luego pulsar el cargo a dejar en blanco, repetir el proceso y llegar hasta el punto en que la máquina desbloquee el botón de «Votar». Son muchos más pasos para marcar un voto que será leído como «Nulo», en el mejor de los casos.
Esto tampoco lo explican ni los funcionarios del CNE ni se muestra en ningún material informativo desplegado en los centros electorales o en la página web del CNE.
Analfabetismo político
Cualquiera puediera pensar que ni a rectores ni a partidos políticos les interesa que el elector tenga toda la información disponible para da un voto bien pensado. Todo se reduce a marcar una tarjeta electoral siguiendo las instrucciones de dónde se ubica en el tarjetón.
En 1945 fue aprobada la Ley de Elecciones que organizaba los tarjetones según tarjetas de colores, una manera de permitir que las personas analfabetas -que por primera vez tendrían derecho a sufragar- pudieran escoger sin necesidad de leer los nombres. De allí que AD se refugiara en el «vota blanco», Copei en el «vota verde» o el PCV en el «vota gallo rojo», y demás. Pero se seguían mostrando los nombres de candidatos y las fotos de los postulados a cargos ejecutivos (alcaldes y gobernadores a partir de 1989).
El CNE del siglo XXI en Venezuela organiza el voto como si los electores no supieran leer, en un país que se ufana de haber derrotado el analfabetismo. Se vota de nuevo por tarjetas y lo menos importante son los nombres de quienes aspiran ser electos.
En los tarjetones de años anteriores el elector podía escoger fácilmente las opciones determinadas que deseaba apoyar.