Los comicios regionales del 21 de noviembre, convocados por el CNE, cuentan con 221 aspirantes en la boleta para apenas 23 plazas que se van a disputar
Jhonattan González
El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que hay 70.244 candidatos para los 3.082 cargos a elegir entre gobernadores, alcaldes, diputados a los Consejos Legislativos y representantes de los Concejos Municipales. En un análisis del Guachimán Electoral de cada uno de los estados y los nombres de los aspirantes para los comicios regionales y municipales, se evidencia la sobreoferta que existe en el tarjetón.
Bastiones importantes como la Alcaldía del Distrito Capital y la Gobernación de Miranda acumulan más de 10 abanderados, en su mayoría de oposición, lo que compromete las aspiraciones de los sectores que adversan al régimen de Nicolás Maduro de ganar las elecciones.
El escenario de múltiples contendores se da, en gran medida, por los últimos acontecimientos en que tarjetas como la de Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia, entre otras, fueron intervenidas por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
La consultora política Carmen Beatriz Fernández considera que el exceso de candidatos no es señal de calidad democrática en Venezuela. Señala que la oposición venezolana sufre “hiperfragmentación”, lo que define como la dificultad que han tenido los liderazgos democráticos de ponerse de acuerdo para presentar candidaturas unitarias.
Explicó que la primera segmentación que existe es el sector que se debate entre votar y no votar. Advirtió que ante las dificultades y lo variopinta que es la oposición en su interior, además de diferencias y actitudes inmaduras de algunos actores que compiten por el liderazgo, es posible que aun teniendo la mayoría, sean vencidos por el chavismo que no goza de popularidad.
“Esto pasa por lo complejo de ponerse de acuerdo, pero también por esa narrativa que se construye desde el poder de que hay varias oposiciones. Entre esas oposiciones está la que el mismo régimen ha manufacturado a su medida y que no son reconocidas ni localmente ni internacionalmente, pero la existencia de esta hiperfragmentación asienta o favorece la instalación de ese discurso”, subrayó Fernández.
Para el politólogo Jesús Castellanos, la sobreoferta electoral perjudica más a la oposición, puesto que está atomizada y eso reduce sustancialmente las posibilidades de triunfo. Refiere que esta situación complica, en gran medida, a los electores al momento de la escogencia no solo en la definición de sus preferencias, sino también al momento de sufragar, si es que decide hacerlo cruzado.
“Eso podría ser una consecuencia para el votante opositor dada la fragmentación de la oferta opositora, la complicación del voto cruzado y la economía del voto. Ante tantos candidatos opositores disminuyen las opciones de victoria”, enfatizó.
Fernández coincide con Castellanos en que el escenario probable ante la cantidad de alternativas es la pérdida de espacios políticos que, de otra manera, podría conquistar la oposición. Sin embargo, asegura que la escogencia de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es positiva y sigue representando una oportunidad de diferenciarse y ofrecer atajos informativos, en un escenario muy complejo donde hay confusión del mensaje y la sociedad cuenta con muy pocas opciones de acceder a medios de comunicación libres.
“Todo eso es parte de las dificultades inherentes a celebrar y participar en elecciones en dictadura, por eso creo que sigue siendo valiosa la tarjeta de la Unidad como esa marca paragua que evite la hiperfragmentación y que pueda diferenciarse a los ojos del elector”, sostuvo Fernández.
El politólogo Ricardo Sucre Heredia señala que el sistema electoral venezolano permite que muchas opciones puedan presentarse a los comicios. Considera que este panorama representa una gran interrogante y desafío para el sector opositor de cara al proceso. “La duda es si habrá una economía del voto en la oposición. Si hubieras tenido unas grandes candidaturas unitarias, se lo facilitarías al elector. Al no tenerlas, el elector ahora tiene que absorber ese problema”, dijo.
Explica que hay dos alternativas: o los candidatos de oposición tienen una base política tan sólida que se dividirá el voto entre los aspirantes que hay, o sencillamente la gente verá cuál puede ganar y habrá economía del voto. No obstante, advierte que es un escenario impredecible.
“Hay unos candidatos más fuertes que otros, que ya la gente de alguna manera identifica. Si la elección fuese uno a uno, la resolución de la escogencia política sería fácil. Uno u otro. Pero yo pienso que los electores van a votar por una persona que consideran capaz. Al final, vamos a ver cómo se desarrolla la campaña”, apuntó.
A pesar del número significativo de candidatos que hay para cargos de gobernador, Castellanos subraya que una oferta electoral variada puede ser importante para generar una real competencia. “Queda claro que para este proceso participa no solo el oficialismo, sino también diferentes sectores vinculados de diversas formas con la oposición”, acotó.
Recordó que la participación plural era una de las exigencias de la Unión Europea, que enviará una misión de observación electoral al país, después de 15 años de ausencia en los procesos comiciales.