Dentro de 30 días, Venezuela se enfrenta a una elección presidencial en un contexto político nada diferente. En ese escenario el chavismo se juega su continuidad tras 25 años en el poder y la oposición venezolana su supervivencia política
Ibrahim López Piñero
La campaña electoral y la forma en que fue convocada la elección presidencial del 28 de julio no son atípicas, sino más bien coherentes con los últimos 24 años de vida política nacional, según afirmaron expertos consultados por el Guachimán Electoral.
Luis Salamanca, abogado, politólogo y doctor en Ciencias Políticas, no observa grandes diferencias con procesos anteriores, pero sí la acentuación de la línea ventajista: advierte que la manipulación de la fecha para favorecer al partido de gobierno, el control institucional, el uso de recursos del Estado y el abuso de poder han estado presentes desde el inicio de la llamada Revolución Bolivariana.
Recuerda que en el año 2000, las llamadas “megaelecciones” estaban programadas para el 28 de mayo, pero se celebraron dos meses después, el 30 de julio. Aunque había razones técnicas, por la complejidad de un proceso donde se legitimarían todos los poderes, no puede descartarse la naturaleza política de aquella decisión, inédita hasta ese momento, de cambiar la fecha de una elección en el país. Esa modificación le permitió a Chávez un triunfo 8% más holgado, aseguraron en ese momento los expertos en opinión pública Giovanbatista Galizia y Pasquale Nicodemo.
“Ya desde el 2000 el CNE manipula la fecha y la establece, de acuerdo a las necesidades políticas internas del gobierno, sus dirigentes y candidatos. En el 2012 le pusieron a Chávez la fecha del 6 de octubre por su enfermedad, en el 2018 el CNE impuso la fecha que quiso. Las elecciones regionales de 2016 fueron cambiadas de fecha y se hicieron cuando el PSUV estaba mejor preparado, esas elecciones las pasaron para 2017. En 2017 se vio la tremenda manipulación de la convocatoria de la fecha de la elección y la manipulación del Registro Electoral con las migraciones que se produjeron en distintos estados del país”, recuerda.
Características de las elecciones en Venezuela
Salamanca señala que las características de las elecciones en Venezuela las apartan del tipo representativo tradicional. Sus elementos principales es que son competidas –no competitivas-, designación discrecional de las autoridades electorales, ventajismo institucional, uso de los recursos del Estado, manipulación de la convocatoria y del proceso en sí mismo. No obstante, subraya que a partir de 2018 se puede observar lo que llama la “elección madurista”, que reúne las particularidades señaladas y otras adicionales.
“Si pudiéramos tipificar la elección madurista sería una elección sin oposición. Ese es el tipo precedente a esta: sin oposición capaz de derrotarlo, con características de triunfadora. La elección de 2018 fue una elección sin oposición. Falcón y Bertucci no tenían posibilidad de ganar. Ahí hay otra característica, el nombramiento de las autoridades electorales es a discreción, dependiendo de lo que se juega en cada momento. En 2021 fue designada la directiva del CNE y en 2023 fue cambiada nuevamente, eso rompe con las reglas del derecho”, señala el docente y autor del libro ¿Por qué vota la gente?
A las características descritas en la “elección madurista”, el analista añade que se le agrega el recurso indiscriminado de la inhabilitación política, la intervención judicial de partidos y la ilegalización de sus tarjetas, así como la promoción y financiamiento de organizaciones opositoras que surgen de divisiones internas, con el objetivo de dispersar el voto. Es enfático al indicar que este proceso de manipulación comenzó tímidamente en la administración del presidente Chávez, pero se acentuó con la elección sobrevenida de abril de 2013 cuando la brecha entre la oposición y gobierno disminuyó de los 10 puntos tradicionales a 1,49%.
“Es un fenómeno del voto chavista que venía declinando desde las parlamentarias del 2015 y a partir de allí las elecciones se le hicieron más cuesta arriba a los maduristas y la tendencia ha sido en este período hacia un declive rápido. El PSUV es un partido en declive. Pierden en 2015 de manera apabullante y atípica en cualquier tipo de elección democrática, a partir de allí el madurismo se dio cuenta que la vía electoral se le había cerrado y estaba en declive para el PSUV. ¿Qué vino después? La manipulación de las elecciones directamente basadas en el control que tienen sobre las instituciones”, explica.
Sin embargo, el doctor en Ciencias Políticas resalta que no hay norma legal ni constitucional que establezca un período específico en el cual se debe realizar la elección. “Chávez aguantó el referéndum revocatorio de 2004 un año”, recuerda. “Tampoco hay lapso para las normas legales del desarrollo, pueden poner el tiempo que quieran y lo fijan en función del criterio político del PSUV, del madurismo. Responde a las necesidades políticas del oficialismo”. No obstante matiza, “esta es una elección con oposición, hasta el momento el candidato opositor capaz de ganar elecciones va en la carrera hasta ahora”.
Campaña en dos niveles
David Rico, politólogo y miembro de la Asociación Venezolana de Consultores Políticos (Aveconpol), destaca de esta elección en particular la cantidad de liderazgos que se identifican como oposición y los partidos que se han quedado sin tarjeta, pero que respaldan al candidato de la Plataforma Unitaria. Indica que es atípico, pero estratégico que los dirigentes intenten sumar esfuerzos para la campaña. No obstante, considera poco beneficioso que algunos de ellos se perciban entre los electores como candidatos.
Machado, quien monopolizó los resultados de la elección primaria de la oposición en octubre con un aplastante 95% de los votos pero que no se pudo presentar como aspirante por una inhabilitación política aplicada sin juicio ni derecho a la defensa, suele responder a los señalamientos oficialistas.
“Eso no beneficia en nada a la posición de Edmundo González, por el contrario es negativa para la posibilidad de que él mismo pueda llegar a ser una opción para los votantes que deciden la elección, que son aquellos que no están alineados con ninguna de las dos posturas polarizantes y que son la mayoría. Es decir, la mayoría del pueblo venezolano se identifica como no alineado ni al chavismo ni a la oposición. Entonces si no cuentas con ese votante es muy difícil que puedas ganar la elección. Allí está la clave de esta elección”, afirma.
Resalta el experto que una campaña en dos niveles puede generar confusión en el electorado al momento de encontrarse frente al tarjetón. Considera como un error que la oposición mayoritaria, agrupada en la Plataforma de la Unidad Democrática, no se haya esforzado por sumar apoyos entre los candidatos de la llamada oposición disidente, que tiene liderazgo entre ciertos sectores de la población.
“Es obvio que existe una necesidad de cambio, pero esa necesidad de cambio no significa que el elector va a votar de manera matemática por un candidato que sea el abanderado de la oposición y que pueden ver en las otras opciones una posibilidad también de cambio, pero además quienes voten por Maduro no necesariamente son maduristas, sino que no ven una posibilidad de cambio en la oposición”, asegura.
La campaña por la presidencia de la República también se desarrolla en medio de tensiones, amenazas y una suerte de guerra de declaraciones. El jueves 27 de junio, Jorge Rodríguez, jefe de campaña de Nicolás Maduro, acusó a la oposición mayoritaria agrupada en la PUD de planear desestabilizar el día de la elección presidencial con grupos de motociclistas llamados “legionarios”, quienes de acuerdo a sus señalamientos se apostarían a las afueras de los centros de votación.
Un día antes, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, amenazó a quienes desconocieran “la victoria de Maduro”. A través de su programa semanal Con el Mazo Dando que se transmite por el canal del Estado Venezolana de Televisión (VTV), profirió advertencias en un lenguaje procaz. “Vamos a ganar abrumadoramente, y no nos vamos a dejar arrebatar la victoria por nadie. El que salga a joder a la calle, lo vamos a joder nosotros antes. Lo estamos diciendo con tiempo”, indicó.
A 30 días de la elección presidencial, Edmundo González Urrutia denunció un aumento de la persecución y las amenazas en contra de activistas y miembros de su comando de campaña. A través de un mensaje publicado en su perfil de la red social X (antes Twitter), calificó la situación de inaceptable.
“Agradecemos los pronunciamientos de distintos países de la región en el marco de la 54ª Asamblea General de la OEA, abogando por el respeto al Acuerdo de Barbados y su atención hacia las elecciones del próximo 28 de julio. El mundo nos observa. En 30 días se elegirá un nuevo gobierno en el que el respeto a cada ciudadano y a todas las fuerzas políticas estará garantizado”, escribió.
Las movilizaciones y concentraciones en respaldo al candidato de la oposición mayoritaria también han sido blanco de bloqueos promovidos desde instituciones. En el estado Carabobo, la alcaldía de Valencia bloqueó la vía durante varias horas para evitar el paso de María Corina Machado quien recorre el país para promover el voto a favor de González Urrutia. Esta situación se ha repetido desde hace varios meses e incluso la administración de Maduro destruyó vías públicas para impedir que los tachirenses asistieran a una movilización programada en San Cristóbal este viernes 28 de junio.
Por otra parte, el miembro de la Aveconpol David Rico destaca la efectividad de la campaña del candidato a la reelección Nicolás Maduro, quien ha crecido en intención de voto de manera importante desde que comenzó la campaña. Atribuye parte de ese fenómeno a errores estratégicos de la oposición que en su opinión
“Tienes un Maduro que ha salido a la calle, tienes a un Maduro que ha hecho una campaña sumamente cercana a la población con mensajes cercanos a sectores, como el de los jóvenes y ha sabido utilizar de manera mucho más eficiente las redes sociales para conectar con esos electores jóvenes y de sectores menos pudientes. Sobre todo aquellos que puedan ver muy lejanos o distantes desde el punto de vista socioeconómico al candidato Edmundo González y a María Corina Machado”, expone.