Las expertas coincidieron en que se trató de un proceso diferente marcado por las desigualdades y la censura que la administración de Nicolás Maduro impuso a medios tradicionales. Consideran que también faltó compromiso democrático por parte de los principales partidos políticos
Ibrahim López Piñero
Además de elegir un candidato o candidata para la elección presidencial de 2024 bajo un mecanismo democrático de concertación, la campaña de la elección primaria organizada por la oposición venezolana tuvo también como objetivo movilizar a la ciudadanía, activar la participación y recuperar la esperanza en el voto. Así lo consideran tres analistas consultadas por El Guachimán Electoral para evaluar el proceso que finalizó este viernes.
María Alexandra Semprún, politóloga, antropóloga y docente universitaria, afirma que el objetivo se cumplió: los venezolanos se activaron y recuperaron la esperanza. No obstante, aclara que la campaña no se sintió como tradicionalmente debería ser.
“Los medios en los que se apoyan son distintos. Antes eran prensa, radio, televisión y vallas. Esta vez no fue así por varias razones como presupuesto, censura y relevancia de las plataformas digitales. Entonces TikTok, X (anteriormente Twitter) e Instagram se convirtieron en medios de expresión de campaña. Además de las giras, y las mismas giras son moderadas y convocadas por redes sociales”, explica Semprun.
Stefania Vitale, investigadora en Ciencia Política, indica que las movilizaciones registradas en el país por la campaña de la primaria expresan un “despertar” gradual del interés en la población por la política. Atribuye la participación moderada a las restricciones financieras y operativas derivadas de la crisis multidimensional que atraviesa Venezuela y la naturaleza autoritaria de la administración de Nicolás Maduro.
“A todas luces, la dinámica electoral de la oposición reflejó un nivel de financiamiento desigual entre las candidatas y candidatos. Se evidenció la diferencia entre eras digitales. Es destacable la actuación de la Comisión Nacional de Primaria (CNP), debido al cumplimiento cabal y efectivo de sus funciones, al menos hasta el día de hoy. Hay que tener presente que el rol de la CNP tiene un determinado alcance y que otras funciones organizativas descansan en los partidos que hacen vida en la Plataforma Unitaria”, señala Vitale.
Para la consultora en estrategia y comunicación política Mayra Contreras, la campaña de la primaria no escapó a la realidad nacional: la contracción económica, capacidad de financiamiento y otros elementos del contexto político que jugaron un papel fundamental en un proceso que califica como “bastante accidentado”.
“En un país donde la prioridad de un porcentaje bastante alto de la población es encontrar qué comer, el tema de la primaria es secundario. El porcentaje de participación directa de los ciudadanos en la campaña ha sido bajo, pero sí está presente en la agenda de la conversación diaria de la gente. De una u otra forma podría decirse que sí se sintió la campaña pero de una forma distinta a la que estamos acostumbrados. Destaco eso, que fue distinta. Fue una campaña electoral a pulso, del deseo de la gente de que las cosas cambien para mejor”, explica Contreras.
Faltó compromiso democrático
A juicio de la investigadora Stefania Vitale, la falta un compromiso político más fuerte y cabal con la práctica democrática ensombreció la campaña electoral de la primaria. “No hubo suficiente contención de algunos de los abanderados políticos a la hora de mostrar sus diferencias, minando la confianza entre ellos y sus seguidores. Esto al margen de la estrategia digital del gobierno de azuzar discordia entre opositores. El tratamiento de la información en algunos medios no ha sido totalmente equilibrado. Es por ello que se hace necesario que sobre estas tres fallas, entre otras, la CNP, Plataforma Unitaria y la sociedad civil hagan una evaluación del proceso. Dichas prácticas marcan distancia con el propósito mayor, la construcción de una democracia en Venezuela”.
Contreras coincide con Vitale y además destaca que los factores políticos de oposición que no participaron en la elección primaria debieron haber contribuido con el proceso, a pesar de sus intereses particulares en función de recuperar la democracia. “Debieron entender que cambiar las circunstancias las cambia para todos. Quedarse como un factor externo te deja fuera del espacio de lucha; participar aunque no estés de acuerdo debería ser la regla. Todo el que realmente quiera generar un cambio debe participar”, subraya.
Entre otros elementos de la campaña, la profesora Semprún destaca la concentración de la intención de voto en una sola de las opciones en un contexto donde había un número importante de aspirantes. Cree que la simpatía de los ciudadanos por la posición más radical representa el rechazo frontal y la rabia que los venezolanos sienten contra el régimen político gobernante.
“Es una estrategia electoral que se mueve siempre. El presidente que vendrá, si trae la solución le compramos las ofertas electorales, a veces hasta acudimos al pensamiento mágico. Chávez ofreció ese cambio, Carlos Andrés Pérez lo hizo en su momento, María Corina también lo ofrece: un cambio radical. Añadiría que el electorado está buscando, como siempre, figuras mesiánicas”, sentencia Semprún.