Para los expertos hay auditorías “esenciales”: la del software de las máquinas de votación; la certificación del software del sistema de información al elector y de la producción del sistema, y la evaluación de la red de transmisión de resultados electorales
Gabriela González
Luego de presentar las máquinas de votación que se usarán el próximo #6D en las elecciones parlamentarias, el Consejo Nacional Electoral inició lo denso de las auditorías que evaluarán el funcionamiento y el comportamiento del sistema automatizado de votación. No obstante, el cronograma de estas actividades ha sido modificado cuatro veces desde que fue publicado en julio.
Más que el número de auditorías, lo que preocupa a expertos electorales vinculados a estas fases previas y posteriores a la elección, es que en los procesos clave nadie sabe lo que está pasando.
Faltando solo 58 días para las parlamentarias fue cuando se dieron a conocer las nuevas máquinas. Y a 45 días del proceso, del 12 hasta este 23 de octubre, es cuando las organizaciones políticas que participarán podrán ver y conocer el nuevo sistema y software de votación. En elecciones anteriores, a estas alturas del cronograma ya se había hecho gran parte de las auditorías.
Mario Torre formó parte del Grupo de Seguimiento Técnico (GST), ingenieros sin filiación política que desde 2005 se dedicó a ayudar a la oposición en todo lo concerniente a las auditorías del voto electrónico. Este grupo, que ha participado en más de 16 procesos y que además se ha caracterizado por mantener un muy bajo perfil, mantiene varios cuestionamientos al plan de auditorías previsto para el #6D. Torre recuerda que generalmente se hacen entre 12 y 14 auditorías.
¿Qué pasa en este proceso?
Hay que remontarse a 2017, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) rompió relaciones con Smartmatic (compañía encargada del voto electrónico en Venezuela y que tuvo 13 años de relación con los gobiernos de Chávez y de Maduro) y desde entonces, más allá de hablar de la empresa argentina Ex-Clé, no se sabe del sistema que se usará, salvo que es de “tecnología abierta”, como dijo el rector del CNE Carlos Quintero.
Torre explica que una máquina de votación tiene la misma función que una computadora. Lo que hace a una máquina de votación es su software y su hardware (parte interna), de los que apenas se está conociendo y los que, nuevamente citando al rector Quintero, fueron desarrollados por “mentes venezolanas”.
Torre es enfático al decir que para hacer una auditora técnica se necesitan seis meses. Para él, en julio debió comenzar el proceso de auditoría del software, tomando en cuenta que se está usando uno nuevo.
Un cronograma de auditorías técnicas debe ser de 133 días hábiles, y este experto hace énfasis en hábiles. El propuesto por el CNE consta, aun cuando hay cambios en el camino, de 83 días. “Esto no es político, es técnico. Si quitas alguna parte del proceso, sencillamente no se puede confiar”, agrega el experto.
El sistema consta de muchas partes, explica Torre. Por ejemplo, el de telecomunicaciones, para el cual se diseñaba, en auditorías pasadas, una red virtual privada que permitiera determinar que la data no llegara a ningún lado salvo a donde tenía que llegar. En cuanto al sistema de totalización, se trata de 32 servidores que constan de 3 redes integradas. Todo debe ser auditado, así como el sistema a través del cual se programan las máquinas, que también debe ser auditado. En esta auditoría, además, se trata de verificar que la suma de todas las actas coincida con el boletín y se emita así un resultado.
Cuando se hace la auditoría se tiene el número de todas las máquinas de votación que van a transmitir y se indica el número de electores máximo por cada mesa. Si esto no se hace correctamente, podría haber actas de máquinas que no existen y que alterarán, en consecuencia, el número de votos. “Si no se hacen correctamente las auditorías, no hay nada que le impida al CNE decir cualquier número”, añade Torre.
En cuanto al Sistema de Identificación al Elector (SIE), se debe verificar el programa y que el sistema no lleve un registro cronológico. Si no se hace o se hace incorrectamente esta auditoría, se corre el riesgo de que se guarde la información de cómo están entrando (por orden) los electores a la sala de votación e inferir por quién vota cada persona. Y es precisamente esta auditoría la que permite que esa información se mezcle y quede protegido el secreto del voto. La auditoría también permite que la información no la pueda ver algún actor político o se violen otros esquemas de seguridad para favorecer a alguna opción.
Torre insiste, al igual que otros técnicos contactados por el #GuachimánElectoral y que prefirieron hablar en condición de anonimato, en que todas las auditorías son indispensables. “En una auditoría técnica todo debe ser revisado. No hay un mínimo aceptable. O se hace todo o simplemente el resultado no es confiable. Nadie garantiza que es correcto si no hay auditorías de telecomunicaciones. Si tienes una máquina de transmisión y no conoces el mecanismo, ¿cómo sabes que la máquina que está transmitiendo al sistema de totalización es la misma que está transmitiendo en tu centro de votación? No hay forma de saberlo. Podría tratarse de una que esté emulando en dónde vota el elector. He allí la importancia de la auditoría”, sostiene Torre.
Sin embargo, sí se puede hablar de algunas auditorías “esenciales”. Estas serían: la del software de las máquinas de votación; la certificación del software del sistema de información al elector y de la producción del sistema, y evaluación de la red de transmisión de resultados electorales.
Sin claridad, sin transparencia
Enrique Martínez, quien ha participado en otras ocasiones como técnico electoral por el partido Causa R, señala que para abordar el tema de la transparencia hay que recordar el incendio ocurrido a principios de año en las instalaciones del CNE en Filas de Mariches, Caracas, y debido al cual, según registra el Poder Electoral, se perdió el 100% de las máquinas. Para saber esa precisión, de voz del rector Carlos Quintero, transcurrieron siete meses.
De igual manera, Martínez pone el acento en que aún no hay claridad sobre cuántas máquinas se compró, a quiénes se las compraron ni cuántas han llegado.
El técnico electoral coincide con Mario Torre en que el cronograma presentado por el CNE deja muy escaso tiempo para las auditorías del sistema automatizado, compuesto por los equipos y programas que se utilizarán.
“Para lograr una inspección, revisión y aún más, una auditoría, se requiere de un mínimo de 20 días, y eso contando con un equipo humano de técnicos que tengan experiencia en el área. A esto podemos sumar el tiempo que se requiere para programar y despachar los equipos en las auditorías de predespacho, que consisten en tomar aleatoriamente un porcentaje del 0,5 de los equipos que se programan diariamente para constatar que las firmas electrónicas generadas en las auditorías de programas y Registro Electoral son las mismas”, señala Martínez.
Esta auditoría de predespacho es una de las que no aparecen claramente definidas en el cronograma actual, según Martínez, y de acuerdo con su experiencia, se requieren por lo menos 25 días para hacerla correctamente.
El GST contrarrestó el cronograma publicado por el CNE (modificado cuatro veces, como se dijo anteriormente) con uno elaborado por ellos para determinar cómo deberían ser estas auditorías porque, como expone Torre, son 12 auditorías técnicas. Los tiempos son igual de importantes y esas auditorías no se pueden simplificar.